Excusas a conveniencia

¿Cómo fomentar la responsabilidad y obligación sobre nuestro actuar?

Por Sara Morgan, CEO EJL  

Cada vez son más frecuentes expresiones tales como: ¡Entendí otra cosa! ¡Pensé que se lo habías pedido a alguien más! ¡Échale ganitas! ¡Eso no me toca! ¡Es qué a mí me dijeron que era así! ¡No entiendo que pasó! ¡Yo no tuve la culpa, fue (póngale nombre)! ¡Ese error fue durante la gestión pasada! ¡Ay, ni modo, (él o ella), quiso asumir la responsabilidad! ¡De qué lloren en su casa, a que lloren en la mía! ¡En ningún momento dije eso! ¡Te comenté que tendría el proyecto en tres días, pero no contaba con qué estuviera tan difícil! ¡Denos un día más, por favor! ¡Lo entiendo, pero no se puede hacer nada! ¡Mañana lo haré! ¡Mañana te pago! ¡Me ofendes, todos saben que siempre cumplo! ¡Para que se viste así! ¡Seguramente le paso eso, porque estaba involucrado! ¡Se lo merece, a todos nos caía mal! ¡Eso le pasa por quejarse! 

La realidad es abrumadora, cuando quieres resolver alguna cuestión justificada, relacionada a la oficina, casa, hospital, transporte, gestión de trámites, pagos crediticios, etcétera. Y te enfrentas a esta clase de expresiones, que lo que pretenden es evadir la responsabilidad y no resarcir el daño que pudiera derivar del mismo, o bien, cumplir con una obligación o servicio. Ello es consecuencia directa de una visión equivocada del discurso sobre, no sentir culpa, es decir, no tener claridad sobre las diferencias entre lo correcto e incorrecto. Aquello que se conoce como ética, y donde se aprenden lecciones fundamentales que sirven para rectificar, en caso de que se pueda, o bien, para no volver a cometer un error. 

Una explicación clara, la podemos obtener de Diego Garrocho, un filósofo moderno, quien señala; que hemos perdido de vista que la culpa es una forma de lucidez, y de sano dolor, ya que con ello cobramos consciencia de algo que hemos hecho mal. Lo anterior, engloba una serie de actitudes positivas que nos ayudan a promover de forma substancial una mejora personal y social.

Pero referirnos a la evasión de la responsabilidad, ya sea por incompetentes que pretenden negarlo, para seguir en una plataforma de poder o, por alguna intención poco ética; sucede porque nuestro paraje se encuentra desierto de voces que nos guíen e inspiren; y por ello, necesitamos fertilizar el discurso.

En ese sentido, cambiar para ser mejores es una obligación   y arrepentirse de lo que hemos hecho mal, otra. Para hacerlo, tendríamos que despojarnos de la enorme violencia que amenaza las posesiones más grandes que tiene la humanidad: la integridad, la bondad, el pensamiento y la creación.

Mientras tanto, avanzan momentos políticos, económicos, sociales, educativos y culturales, vacíos de contenido, que nos han dejado en este presente, donde el derroche de petulancias no tiene límites racionales. Dentro de esta vorágine, nos encontramos, con una mayoría de políticos y políticas, llenos de promesas que de resultar elegidas y obtener el poder, contarán con la perfecta excusa: ¡Me entendieron mal! O, con un sector privado, económico e intelectual, avorazado con negar oportunidades, que pertenecen a otras personas con mejores habilidades, pero que no tienen la notoriedad y el debido reconocimiento de sus méritos.

Dentro aquel desorden, cada día crece el número de ciudadanos que se dan cuenta de lo absurdo de discursos falsos, anacrónicos, sesgados y obsoletos, acompañados de una crónica de abuso de poder, que pretende aplastar a los propios, que tienen independencia refrescante, o de figuras que crecen acompañadas de la efervescencia de lo auténtico; lo cual impide el debate inteligente, que hable de soluciones, desde la perspectiva mexicana, para superar los problemas complejos que nos aquejan. 

Quizá es momento de olvidarse de la popularidad barroca, basada en cuotas de pobreza y moverse hacia un discurso basado en responsabilidades, tanto de gobernantes, como de personajes de poder en las diferentes áreas de México, ya que estamos en el punto definitorio, donde podemos aprovechar, lo que implica el futuro o perderse en la historia del “ya merito”.

¿Y tú, que excusa tienes?

Recuperado:

https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2023/7/18/excusas-conveniencia-522879.html

Fecha de publicación:

18/7/2023